Situada a escasos 100 metros del mar, esta residencia costera en Dénia se erige como un testimonio de armonía entre la naturaleza y la arquitectura. La premisa fundamental del proyecto fue crear una construcción que fluyera de manera continua, con líneas suaves y escasas aristas, complementada por una exuberante vegetación tanto en sus espacios exteriores como interiores. Esta visión se traduce en una estructura de dos plantas que se eleva para capturar vistas al mar entre las casas vecinas, mientras que la fachada se extiende en longitud para maximizar el intercambio de calor con el entorno y aprovechar al máximo la orientación sur y las vistas panorámicas hacia el este. La distribución interna refleja esta armonía, con la planta noble elevada en la primera planta, desde donde se accede a través de circulaciones fluidas, como si se tratara de la cubierta de un barco, a las distintas estancias dispuestas en el nivel inferior. Se ha prestado especial atención a las circulaciones exteriores e interiores, que no solo definen la forma del espacio, sino que también fomentan la ventilación cruzada y la captación de calor mediante una cuidadosa disposición de chimeneas que se entrelazan a lo largo de la residencia. Colaboradores: Jorge Juan y Federico Zorrilla, Raül Climent / Fotografía: Raül Climent / Estructuras: Óscar Perosanz